[b]CAPÍTULO 1 Aspai[/b] [spoiler]El reflejo del cielo en el charco se distorsionaba a mi paso, me paré. Esperé a que las ondas del agua cesaran y me quedé mirando el bonito reflejo sobre la superficie. Incliné la cabeza hacia atrás y miré arriba, las nubes se movían lentamente sobre el claro azul del cielo. ¿No es esto algo que deberíamos proteger con nuestra vida?. - me dije para mis adentros - Por supuesto. Unos murmullos me sacaron de mi ensoñación y miré alrededor. La gente hablaba, se relacionaba... pero lo hacían de manera automática, como si vivieran por inercia, sabiendo que todo llegaría a su fin tarde o temprano, vi el miedo en sus ojos. Vi a Hideo al fondo, junto a la entrada de la sala común de los miembros de la Nueva Monarquía. Le devolví el saludo levantando la cabeza y proseguí mi camino. Seguro que quería algo, pero no me apetecía hablar con él en ese momento, tenía cosas más importantes en mente, ya volvería luego. Avancé con determinación hacía el sitio en el que había estado el Orador desde que llegué a la Torre por primera vez. Era un recinto misterioso plagado de muescas y relieves con simbología antigua, aparatos extraños que debían tener alguna utilidad hacía ya miles de años y libros, mapas y pergaminos por todas partes. Subí con determinación las escaleras hacía el pequeño despacho en el que trabajaba el Orador. Allí estaba sentado frente a su escritorio, inmerso en lo que parecía una aburrida tarea de cartografía. Me quedé parado justo en lo alto de las escaleras y carraspeé. Él volteo la cabeza con lentitud y me hizo un gesto con la cabeza para que me acercara. Había estado viniendo mucho últimamente así que habíamos desarrollado cierta confianza. -Buenos días Orador, vengo a hacerte otra consulta. - dije con tono burlesco. -¿Qué quieres saber esta vez Kibuza?. - preguntó impasible. -Verá, he conseguido información de un espectro muerto, habla sobre el ser que convirtió el Jardín Negro en lo que es ahora, parece algo muy importante. -Disponemos de poca información sobre el Jardín Negro, sin duda tu hallazgo podría echar algo de luz sobre los datos inconexos que ya poseemos. -Entonces ¿no sabe nada al respecto?. - pregunté resignado. -Me temo que no guardián, ¿Has hablado ya con el Criptarca? puede que él sepa algo más. -Sí, hablé con él pero al parecer no sabía nada. - afirmé mintiendo descaradamente. -Está bien entonces, tendrás que hacer tus propias averiguaciones. Sus palabras sonaron como música para mis oídos, ya que no quería que nadie más supiera sobre lo que había descubierto, así que me despedí con un gesto cortés y me fui pensando en cuál sería mi próximo destino. Salí en dirección a la plaza central de la Torre, tenía algo en mente. No tardé mucho en cruzar el pasillo que unía la parte oeste de la ciudad con la plaza. Al llegar me detuve y me senté en unos escalones donde no molestaba a la gente al pasar. Volteé la cabeza hacia la izquierda y me quedé mirando al maestro Rahool desde mi posición, el siempre estaba ahí. Desde que descubrió aquella vitamina que le permitía descansar despierto, no dormía. Nos había dicho a todos que el tiempo era muy valioso como para desperdiciarlo con las funciones básicas del organismo, que el tiempo que pasaba durmiendo podía pasarlo estudiando. Aquel día yo pensé que había perdido la cabeza, pero un grupo de gente se acercó para pedirle la susodicha vitamina. Desde aquel día teníamos tiendas abiertas las 24 horas, era una gran ventaja para todos los guardianes, pero sin duda un gran fastidio para el plan que tenía en mente. Mentí al Orador sobre haber preguntado al Criptarca Rahool porque me negaba totalmente a recurrir a él por el método tradicional. El motivo no era otro que el afán de sabiduría que este poseía, pues siempre pedía algo a cambio de su información, algo que fuera como mínimo tan valioso como lo que él ofrecía, intercambio equivalente lo llamaba. Si hubiera ido a pedirle amablemente información sobre el Jardín Negro me hubiera pedido algo muy valioso a cambio... y lo más valioso que tenía en ese momento era la información sobre "ELLO". No estaba dispuesto a compartirla con nadie que no perteneciera a nuestro clan, ni siquiera con Hideo! El mérito debía ser solo nuestro si queríamos que nos respetaran! Así que había pensado en robar la información de Rahool. Pero yo no podía hacerlo. Necesitaba a alguien experto en sigilo, alguien capaz de ser invisible frente a los ojos de los demás. -Tendré que recurrir a ella.- pensé. Le había salvado la vida tantas veces como ella a mí, además pertenecía al clan. Si había alguien en quien confiaba, esa era Aspai. Era una cazadora pelirroja muy hábil. Era capaz de pasar inadvertida entre hordas de enemigos para luego masacrarlos por la espalda. Había visto cientos de enemigos morir cortados por su daga, tantas vidas apagadas en fracciones de segundo... Aspai era la ladrona perfecta para mi plan. Salí corriendo hacía el hangar. Holiday llevaba un seguimiento de todos los guardianes que salían y entraban a la torre, así que me podrá decir dónde estaba esa pelirroja escurridiza. Corrí por el pasillo esquivando a un bot que se pasaba el día fregando el suelo, mientras avanzaba oía cada vez más fuerte el estruendo que generaban los motores de las aeronaves al despegar y aterrizar. De pronto me encontré besando el suelo. Algo me había hecho tropezar, por suerte mis reflejos me hicieron amortiguar la caída con los brazos. Me incorporé rápidamente y busqué con la mirada el motivo de mi caída. Nada, no había nada en el suelo ¿Con qué diablos había tropezado?. -Ssss. Me giré y en un primer vistazo no vi nada. -Ssss, aquí tonto. Volví a girarme y miré con atención, un trozo de la pared parecía distorsionarse, como si hubiera algo justo delante. De pronto una figura humana se materializó ante mí, era Aspai. -¿Pero qué?- dije con asombro. -Hola jefe, hacía tiempo que no nos veíamos. - dijo con una sonrisa en la cara. -Aspai, ¿por qué ahora?.- pregunté aún sorprendido. -Verás, digamos que no te voy a dejar ir solo a por "ELLO".- contestó animada. -¿Cómo sabes eso? - pregunté con incredulidad. -Como lo sé no es tu problema, que no lo sepa más gente si lo es. El encuentro con Aspai me había pillado por sorpresa, y más aún que supiera lo que me traía entre manos, no tenía por norma desconfiar de la gente pero el hecho parecía evidente así que le pregunté indignado: -¿Me has estado espiando?! -Podría decirse que he estado en los mismos sitios que tu casualmente estos dos últimos días. -¿Como lo has hecho sin que me diera cuenta?!. -Hace un momento me tenías a un metro y no me veías, ¿lo preguntas en serio?. -Maldita seas, si tan solo hubieras preguntado hubiera compartido contigo la información! -Eso yo no lo podía saber. -¿Y como has sabido que iba a buscarte? - pregunté cada vez más extrañado de la situación. -¿Me ibas a buscar? Que casualidad! Creía que ibas a coger la nave e irte. -Podrías haber dejado que me fuera y seguir con tu sucio juego de espionaje. -No, me parecía excesivo, ya se suficiente como para saber que quiero formar parte de esto. -Mmmm... supongo que si lo sabes todo sobran las explicaciones. -¿A que te refieres? ¿Por qué me ibas a buscar?. Mi mente era un caos en aquel momento, por una parte Aspai había dejado constancia de su habilidad para el sigilo, pero por otra parte me había estado espiando y eso significaba que podía resultar una amenaza, fiarse de ella ya no resultaba tan seguro. Aún así, había decidido aparecer y confesar que me había estado espiando, por lo que al menos demostraba sinceridad. "Arrrrg" gruñí en mi mente, ahora ya no había opción puesto que ella ya lo sabía, no contar con ella sería un error. -Te necesito, tenemos que robar información a Rahool, y tu eres perfecta para hacerlo sin que se dé cuenta. - le dije resignado. -¿Estás de broma? ¿A caso piensas que Rahool guarda la información en ese pequeño escaparate?. - me preguntó incrédula. -Pues... ¿No lo guarda ahí? - me sentí idiota ante la chica que me llama "jefe". -Por supuesto que no! Pero no te preocupes, yo sé donde está, he estado allí antes. - me dijo haciéndose la interesante. -Entonces ¿a qué esperamos? en marcha!. - dije con emoción renovada. -No, no podemos, no es tan fácil, necesitamos más gente. -No voy a permitir que nadie más sepa de esto. - dije tajantemente. -Tendrás que confiar en mí, es hora de ir a buscar a unos amigos.[/spoiler]